lunes, marzo 31

RESPONSABILIDAD


Frente a la obesidad tenemos la misma responsabilidad que tenemos frente al cáncer, las drogas ilegales, el hambre, el calentamiento global, la contaminación, etc.
Como un flagelo mundial, pandémico, mortal y en expansión LA SOCIEDAD debe tomar medidas tendientes a reducir su impacto, a revertir su crecimiento y a curar, buscar la cura o, por lo menos, paliar en un principio, sus efectos nocivos. Lamentablemente no lo hace y muchas veces favorece o propende a su evolución y expansión.
La obesidad es una enfermedad, terrible, perversa, invalidante. Una enfermedad que nace en la mismísima esencia del estilo de vida occidental moderno. Una enfermedad sobre la que se ha construido un Imperio económico monumental. Una enfermedad que recorre de norte a sur y de oriente a occidente todo el planeta y promete con diezmarlo si no hacemos algo hoy para evitarlo.
Los Estados deben tomar cartas en el asunto, deben tener políticas claras, precisas, sin dobles discursos.

Tres puntos fundamentales:

Poner al alcance de los enfermos tratamientos, medicinas, prácticas en forma gratuita. Existen en la actualidad tratamientos y prácticas, como así también drogas, que poseen un grado muy importante de éxito en la lucha contra la obesidad, sucede que son, siempre, muy costosos y no tiene la necesaria publicidad.

Impedir que proliferen publicidades engañosas donde se abusan de los obesos prometiéndoles a los enfermos de obesidad la cura milagrosa. Y no excusarse en el tan trillado y usado malamente tema de las libertades. Ningún País es acusado de censura por no permitir que un fulano o fulana por TV ofrezca un jarabe que cura el cáncer de pulmón o un vibrador eléctrico para la parálisis facial o la viruela. Esto es exactamente lo mismo.

Educación, enseñarle a los niños como se debe comer, sacar de las escuelas la comida chatarra, obligar a las empresas que usan ingredientes maliciosos para la salud a destacarlo en sus envases en forma legible, una importante carga impositiva a los que fabrican y comercializan alimentos no saludables y dañinos para la salud. Ya lo hacen con el tabaco y el alcohol así que a no asombrarse.

La obesidad es una enfermedad y la responsabilidad es de todos, pero los Estados deben dar el ejemplo, marcar caminos, guiarnos hacia el bienestar y no abandonarnos como esta haciendo en la gran mayoría de los países, sobre todo los hispanos donde este flagelo golpea con más virulencia cada día.

Gracias por su atención, Buena Vida para todos









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