Si vemos a nuestro hijo o sobrino o nieto burlarse de un niño lisiado o ciego o sin brazos lo reconvendríamos inmediatamente, el reto sería tal, que el niño lo recordaría por mucho tiempo, quizás hasta su adultez. Lo sermonearíamos un buen tiempo diciéndole cosas tales como: ¿Cómo puedes burlarte de otro ser humano con semejante enfermedad o discapacidad? ¿No ves que ese niño está sufriendo? ¡¡¡Y tú te ríes de eso!!! O seguramente iríamos más allá: ¡¡¡Dios te va a castigar!!! ¿Cómo puedes mofarte de un enfermo? ¿Qué crianza te han dado?.. etc. etc.
¿Saben donde voy, cierto?
Claro, si el niño se mofara de otro que fuera obeso, nadie ni siquiera lo notaría, por que es altamente probable que nosotros mismos nos hayamos mofado de algunos cuantos en nuestra vida o lo hacemos todavía. ¿Y saben que?, ese niño obeso, sufre, está enfermo, se siente discriminado, apartado, ese niño tiene miedo, siente dolor y no sabe que hacer, por que es solamente es un niño.
Eso debe cambiar, eso está, muy lentamente, cambiando, pero debemos hacérselo notar al otro, no se avergüencen de llamar la atención de cualquier persona que esté “maltratando” a un obeso por su condición, háganselo notar, en privado o en público, si todos lo hacemos veremos cambios, muy pronto.
Mucha gente, sobre todo aquella que no sufre esta enfermedad que es la obesidad, no sabe o no entiende bien de que se trata, así que es hora de explicar.
Estoy seguro que mucha personas van a tomar conciencia y van a empezar a respetar a los enfermos de obesidad y, es más, a solidarizarse con ellos, o sea, nosotros.
Así que a prestar atención y a no dejar pasar nada, también tener el respeto de la comunidad es nuestro derecho.
Buena vida para Todos.