Bendita Internet que me ha permitido conocer gente como Jennifer Barreto-Leyva, esta “niña”, inteligente, simpática, joven, bella que sorprende cuando en su perfil sindica como sus “intereses”: defender la justicia verdadera, la de aquellos que no tienen voz. Cuando todo es material y prosaico, cuando el mundo
pareciera que se dirige indefectiblemente hacia un capitalismo salvaje e inhumano, aparece gente como Jennifer, tan útil, tan necesaria, tan hospitalaria.
Tengo la suerte que esta mujer reparó en esta página y siempre tiene la generosidad de comentar en ella y hacer lo que mejor hace, dar ánimo, empuje y abundancia de bienestar a aquellos que lo necesitamos tanto.
Esta venezolana esencialmente buena, convence a todo aquel que se abre a su mensaje.
Nos convence de que la lucha es por la identidad, por el derecho a ser uno mismo, que nadie tiene por que discriminarte por tus elecciones, por tu cuerpo, por tus convicciones, que somos libres y nos merecemos vivir como nuestra inteligencia nos dicte.
Quizás algún desprevenido crea que estamos en lugares opuestos y nada está más alejado de la realidad, es más, todos los que defendemos a los que padecen las burlas, el desprecio, la ignominia de ser discriminados, olvidados, estafados por su enfermedad, o por su talla, o por su elección, estamos, indefectiblemente, junto a Jennifer y su discurso.
Decía Moliére, escritor y dramaturgo francés:
“Todos los hombres se parecen por sus palabras; solamente las obras evidencian que no son iguales"
Gracias Jennifer, gracias por todo
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