A veces cuando pienso que todo está perdido voy hacia alguna de las formas de la muerte. Nunca me di por “perdido”, por vencido, siempre que me caí, me logré levantar, llegue a pesar, allá por el año 2005, 168 kilos y luego, en un año, logré bajar 40 kilos y después los recuperé y así en ese sube y baja eterno de los obesos mórbidos sufrí, lloré, me desesperé, me alegré, me desilusioné, triunfé y fracasé no sé cuantas veces, muchas, demasiadas.
Ya por el 2003 sabía que había una solución a mi enorme sobrepeso, a la enfermedad que había limitado 30 años de mi vida, la solución era drástica, irreversible, en algún punto, peligrosa, pero solución al fin, el by pass gástrico, esta operación que ya en aquel entonces había ayudado a cientos a bajar de peso y a mantener esa condición, el único obstáculo que había entre esa operación y mi salud era el económico, si costaba mucho, más de lo que cuesta hoy, cerca de 15 mil dólares y ninguna empresa de medicina prepaga la cubría, ni las obras sociales y , obviamente, tampoco los hospitales públicos , ninguno, nadie. Hasta que llegó a la TV argentina el Dr. Cormillot con Cuestión de Peso.
Creo que Cuestión de Peso marcó un antes y un después en la visualización de la obesidad en nuestro País, este programa puso a mucha gente a pensar y dio motivos a otros para creer que la obesidad se podía revertir, se podía curar. También, por primera vez, se dijo que la obesidad es una enfermedad, cosa que muchos, inclusive obesos, negaron durante años.
Su contenido iba más allá, su trascendencia dentro de la sociedad argentina marcó un hito social, político y médico.
Estoy seguro que el Congreso se vio “obligado” a votar la Ley de obesidad que impulsó el Dr. Cormillot desde CDP, por que los “representantes” (los intereses que representan son variados) no resistieron un “cañonazo” televisivo como el del programa y cuando la ley se aprobó fue mérito del Dr. Cormillot y su programa, de eso no tengo ninguna duda
Gracias a esa ley hoy estoy operado, mi obra social debió, aunque a regañadientes, pagar la intervención, ensayaron una negativa pero la ley ya estaba y todo esfuerzo en ese sentido hubiera sido en vano, y más oneroso para ellos, así que se allanaron y pagaron. Podría decir que debo mi recuperación, estos 55 kilos menos, esta nueva vida, este nuevo amanecer, al Dr. Cormillot, entre otros y lo siento así, por eso desde aquí le doy mis más sinceras gracias.
Dicho esto, quiero manifestar mi estupor, asombro, desilusión, bochorno, vergüenza ajena, desazón y bronca, mucha bronca, por esta nueva versión de Cuestión de Peso 2010, el desprecio por el enfermo, el uso y abuso a los que son sometidos los participantes/enfermos, la tortura psicológica, la degradación, la descarnada y obscena manipulación de los enfermos recurriendo a sus miserias como aquel que degrada al otro por tener cáncer de piel y mostrarlo culpable por que tomo mucho sol a horas desaconsejadas o a un niño que perdió un ojo en un accidente pirotécnico regalarle cohetes pero no dejárselos manipular por que “ya viste lo que te paso”.
Es tal la locura que encierra este programa que indigna solo verlo, Dr. Cormillot SON ENFERMOS!!!! Y UD. lo sabe mejor que nadie, no falta mucho para que alguien o alguna asociación lo denuncie, PARE, recapacite, toda su reputación, todo lo que ha hecho por nosotros lo está dilapidando día tras día. No nos meta en jaulas, no nos humille más de lo que nos humilla la sociedad, abandone la profesión ya hizo mucho, muchas gracias, es todo, siga tocándole la pancita a Ricardo Fort y no permita que se burlen de nosotros y mucho menos, ser el vehívulo para que eso pase, quiero pensar que le “producen” el programa, bueno, tiene la suficiente “espalda” para negarse a participar de semejante bodrio. Dr. Cormillot Ud. hizo mucho, gracias, muchas gracias otra vez, pero por favor, se lo suplico, no haga más.