La predisposición a la obesidad empieza en los primeros años de vida e incluso en la época fetal. Las condiciones deficientes en el desarrollo fetal, como las nutricionales o el estrés, determinan que "las células del bebé ya estén preparadas para la escasez y lo conviertan en un futuro obeso que puede sufrir enfermedades cardiovasculares". Así lo ha expresado José María Ordovás, director del Laboratorio de Nutrición y Genética de la Universidad de Tufts (Boston, Estados Unidos) durante la primera Reunión Internacional de Cátedra Danone, en el Hospital Sant Joan de Déu, en Esplugues de Llobregat (Barcelona).
La prevención de la obesidad infantil debe abordarse desde el embarazo con un seguimiento y educación nutricional de las futuras madres. "Si esas mujeres siguen las pautas marcadas por los profesionales, podrían evitar hasta un 50% de las enfermedades crónico-degenerativas que puedan afectar posteriormente al bebé", ha señalado Ordovás, quien ha insistido en que "ya durante la gestación" la madre transmite al feto "lo que está pasando ahí fuera".
Los niños concebidos en épocas de hambruna quedaron "marcados para siempre", ha indicado el experto en la relación entre la alimentación y el genoma. "Los que fueron gestados al final de la segunda Guerra Mundial en Holanda estaban predispuestos a pasar penurias y falta de alimentos, ya que el feto se desarrolló en condiciones calóricas muy bajas", ha apuntado. "Pero posteriormente Holanda salió de la crisis y fue un país desarrollado con abundancia de alimentos; al encontrar esta abundancia, la obesidad ha sido la característica común de esa generación".
Pese a recomendar que la alimentación se base en la dieta mediterránea, Ordovás ha explicado que cada comunidad debe adoptar aquella para la que esté predispuesta desde el estado fetal. "Los inmigrantes ecuatorianos, por ejemplo, deberían seguir comiendo la dieta de su país", ha comentado el experto, que también ha defendido que se mantengan los menús de hace 70 años, porque "esas cocinas tradicionales proporcionaban todo lo que el cuerpo necesita".
El tercero de los elementos que influyen más en la obesidad, según Ordovás, es la educación. A su juicio, "la educación que ha recibido una persona le hace reaccionar, compensar esa deficiencia genética que tiene de manera que el gen no se expresa. La persona tiene esa predisposición genética pero su educación hace mantener esa predisposición genética bajo control", ha subrayado.
FUENTE: ELMUNDO.ES
La prevención de la obesidad infantil debe abordarse desde el embarazo con un seguimiento y educación nutricional de las futuras madres. "Si esas mujeres siguen las pautas marcadas por los profesionales, podrían evitar hasta un 50% de las enfermedades crónico-degenerativas que puedan afectar posteriormente al bebé", ha señalado Ordovás, quien ha insistido en que "ya durante la gestación" la madre transmite al feto "lo que está pasando ahí fuera".
Los niños concebidos en épocas de hambruna quedaron "marcados para siempre", ha indicado el experto en la relación entre la alimentación y el genoma. "Los que fueron gestados al final de la segunda Guerra Mundial en Holanda estaban predispuestos a pasar penurias y falta de alimentos, ya que el feto se desarrolló en condiciones calóricas muy bajas", ha apuntado. "Pero posteriormente Holanda salió de la crisis y fue un país desarrollado con abundancia de alimentos; al encontrar esta abundancia, la obesidad ha sido la característica común de esa generación".
Pese a recomendar que la alimentación se base en la dieta mediterránea, Ordovás ha explicado que cada comunidad debe adoptar aquella para la que esté predispuesta desde el estado fetal. "Los inmigrantes ecuatorianos, por ejemplo, deberían seguir comiendo la dieta de su país", ha comentado el experto, que también ha defendido que se mantengan los menús de hace 70 años, porque "esas cocinas tradicionales proporcionaban todo lo que el cuerpo necesita".
El tercero de los elementos que influyen más en la obesidad, según Ordovás, es la educación. A su juicio, "la educación que ha recibido una persona le hace reaccionar, compensar esa deficiencia genética que tiene de manera que el gen no se expresa. La persona tiene esa predisposición genética pero su educación hace mantener esa predisposición genética bajo control", ha subrayado.
FUENTE: ELMUNDO.ES
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