Los invito a realizar este ejercicio: No "somos" gordos, "estamos" gordos, a ver repitamos todos juntos ¡No Somos Gordos, Estamos Gordos!
Esto que parece a primera vista una perogrullada o una definición que no reconoce diferencias, no lo es de ninguna manera.
Por muchos años hemos venido decretando, definiéndonos, autocalificándonos, estigmatizándonos como GORDOS, nos dijimos y dijeron desde muy chicos: “somos gordos” y así seguimos por nuestra vida siendo gordos.
Es importante, si queremos dejar de estar gordos, dejar de ser gordos. Sentir que “somos” nos obliga a pensar que nunca dejaremos de “serlo” a creer que es algo fatal, irreversible: “somos”, ¿qué le vamos a hacer?, reafirmamos una condición propia y negativa que suponemos, asumimos y creemos que nos acompañará hasta el fin de nuestra existencia, como a aquel que “es” alto, petizo o rubio, nunca dejarán de serlo quizás puedan morigerar su estado pero jamás cambiarlo.
Nuestro caso es totalmente diferente nosotros no “somos”, “estamos”. Aquel que “esta” enfermo puede “estar” sano, el que “está” herido puede curarse, el que “está” solo puede encontrar compañía. Es decir, si uno “está” de determinada manera puede dejar de “estarlo” eventualmente y repetimos todos juntos: ¡No Somos Gordos, Estamos Gordos!
¡No Somos Gordos, Estamos Gordos! Y vamos a dejar ese estado si seguimos con nuestro compromiso diario en pro de nuestra salud y nuestra felicidad.
Buena Vida para Todos