El la amaba, más que a nada en el mundo, la conoció en la primaria, allá en su pueblo, desde que la vio se enamoró, le llamaban la atención sus rulos dorados, sus ojos verdes, esa nariz redondita, chiquita, esa mirada dulce, vivaz y pícara a la vez.
A los nueve años se pusieron de novios, ella tomo la iniciativa, a la salida de la escuela agarró su mano y él, muerto de vergüenza delante de sus amigos, la apretó fuerte. Fede tiene novia! Fede tiene novia!, le cantaban y él se puso todo colorado, pero nunca, nunca soltó la mano de la dueña de esos rulos dorados.....
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