sábado, mayo 19

no me dejes caer.... te necesito


“A veces cuando pienso que todo está perdido / voy hacia algunas de las formas de la muerte…”

El genio de Fandermole nos trajo estos versos en su tema “El Témpano” que sonaba allá en los 80´ en mi querido Rosario..

Es tan simple y tan apabullante la síntesis que hace en estos dos versos que me hizo temblar el corazón.

Hoy mirándome en el espejo no percibí los 24 o 25 kilos que llevo perdidos desde el 10 de noviembre del año pasado, no me di cuenta de lo bien que me sentía, no conté que mi cuerpo estaba más a mi alcance que hace 6 meses, que ya no tenía que volver a casa para ir al baño por no poder higienizarme en un baño público, que ya no rechazaba caminar un par de cuadras, al contrario, ahora las hacía sin cansarme, asombrándome, disfrutándolo; que ya no esquivaba una escalera de 5 escalones, que me puedo levantar de las sillas con apoyabrazos sin llevármela encajada, en definitiva, no notaba el enorme progreso que había experimentado los últimos 188 días.

En el espejo veía un “gordo” el mismo de antes y en mi mente aparecían todo tipo de sentencias: “al pedo hago dieta, mira como estoy”, “al final ¿tanto sacrificio para esto?”, “no como nada y la ropa me queda cada vez peor” y todas por el estilo.

El camino a la salud está apenas pavimentado con nuestra débil voluntad y lleno de terribles pozos que producen nuestro entusiasmo por abandonar todos los días la dieta. Y Es así, en algún momento tenemos la enorme facilidad de encontrar las más originales excusas que nos permitan desertar. Somos los Adalides del desánimo, los arquetipos de la frustración.

Por eso es tan importante la terapia, la psicología, encontrar los mecanismos que desbaraten este intríngulis que se nos presenta cada vez que estamos consiguiendo nuestro objetivo. Ni el cirujano, ni el clínico, ni el nutricionista sabrán que hacer ante este conflicto. Solo un buen psicólogo podrá darnos herramientas para elaborar estas situaciones y resolverlas.

Creo que todos los que padecemos esta enfermedad que es la obesidad somos altamente vulnerables, por esa razón debemos reforzar nuestra auto estima y nuestras defensas para que esos momentos en que nos embarga un impulso por desistir tengamos una “cuerda” que nos rescate y nos ponga otra vez en el buen camino.

Hoy mis “cuerdas” fueron tres meses de terapia y estos dos versos: “A veces cuando pienso que todo está perdido / voy hacia algunas de las formas de la muerte…”.

Prepara las tuyas para cuando llegue el momento.

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